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sábado, 3 de junio de 2017

Una ruta de National Geographic por el Norte, desde Belfast hasta Derry

National Geographic; Acantilados, leyendas de gigantes y pueblos tradicionales aparecen en esta ruta por el litoral irlandés.

Los muelles de Belfast bullen de actividad. En el flamante Titanic Experience, con sus popas de aluminio sobre los históricos astilleros de la capital de Irlanda del Norte, se revive la construcción, botadura y naufragio en abril de 1912 del lujoso transatlántico. Pero la historia del hundimiento tiene un rival en la misma orilla del río Lagan. El solar contiguo al nuevo Titanic, donde antaño se pintaban los buques, es cuna y cantera de Juego de tronos, la popular adaptación de televisión de la novela de George R.R. Martin.

Belfast es, tras dos décadas de silencio de las armas del IRA y los grupos lealistas [desde 'El Norte de Irlanda' no podemos más que decir que esta aseveración es cuanto menos incierta, pero entendiendo que es una entrada de tipo 'turística' no ahondaremos en el tema], una ciudad llena de propuestas culturales. Sus cuatro grandes distritos o quarters (Cathedral, Titanic, Queen y Gaeltacht) se reparten los museos, pubs y galerías de arte, como el An Chultúrlann, dedicado a la cultura irlandesa, o el Metropolitan Arts Centre, con lo último en música, teatro, danza y arte. Aupado sobre Cave Hill y con vistas al lago (lough) donde el río Lagan vierte sus aguas, el castillo de Belfast ofrece un agradable paseo por la historia de la capital norirlandesa.

El recorrido panorámico más impresionante sigue la costa bordeando Belfast Lough, vira hacia el Canal del Norte, se adentra en las cañadas de Antrim y recorre la Calzada del Gigante antes de alcanzar la ciudad de Derry, en el condado de Londonderry, fronterizo con la República de Irlanda.

Carrickfergus, a 17 kilómetros de Belfast, con su castillo normando del siglo XII, se considera la localidad más antigua de Irlanda del Norte. En su muelle se honra al conquistador de estirpe holandesa, Guillermo de Orange, que aún simboliza la división social y política entre protestantes británicos y católicos irlandeses. En el muro del puerto, una placa marca la arribada al enclave de este rey en junio de 1690. Su rosario de victorias sobre los seguidores del monarca católico Jacobo II se celebra desde primavera hasta otoño con más de dos mil desfiles que provocan disputas a su paso por los barrios católicos. El viajero, sin embargo, solo recibirá de ambas comunidades una amable curiosidad y una timidez que se disipará tras la primera cerveza o taza de té.

Jonathan Swift, autor de Los viajes de Gulliver (1726), residió como prebendado de la iglesia anglicana del barrio de Kilroot. Se dice que aquí gestó El cuento del tonel (1704), su primera obra de relieve, y también que la isla flotante de Laputa de sus famosos Viajes... está inspirada en los islotes de Copeland, que atisbaba desde su casa.

La población de Glenarm abre paso a los Glens, nueve cañadas de valles salpicados de pueblos pesqueros. Su castillo, todavía residencia de los nobles del condado de Antrim, guarda un bonito jardín amurallado. En Carnlough, el histórico Londonderry Arms Hotel resulta una base ideal para hacer senderismo o simplemente tomar un sabroso almuerzo. Y en Cushendun sorprenden los caseríos que el lord del pueblo mandó construir a inicios del XX al estilo de Cornualles, y las cuevas abiertas a los pies del acantilado, que sirvieron de escenario en Juego de tronos.

Merece la pena tomar en este punto la ruta costera hasta Ballycastle. Es estrecha, con pendientes y vistas del Mull of Kintyre, la punta sudoeste de Escocia que Paul McCartney inmortalizó con su banda Wings. Los arenales de Ballycastle atraen a familias de vacaciones y, en el puerto, se recuerda a Guglielmo Marconi, quien se conectó por radio desde la isla Rathlin en un ensayo de seguimiento de navíos en 1898. Situada a 45 minutos en barco, Rathlin es un paraíso de aves además de un referente histórico para los escoceses: en 1306, Robert the Bruce se refugió en una cueva donde, según la leyenda, la visión de una araña hilando la tela le dio ánimos para regresar a Escocia y derrotar a los ingleses.

En Ballycastle arranca la Causeway Coast Way, una senda de 53 kilómetros que atraviesa los parajes naturales más impresionantes de Irlanda del Norte hasta Portstewart. Cerca de Ballintoy se halla el puente de cuerda de Carrick-a-Rede que, tendido a 30 metros de altura por encima de las olas, cruza hasta Rocky Island. Su origen hay que buscarlo 350 años atrás, cuando era utilizado por los pescadores de salmón, que cada temporada lo reparaban o lo construían de nuevo.

Basta con conducir 15 minutos hacia el interior para descubrir Dark Hedges, una avenida de hayas que tienen más de 300 años y cuyas ramas sobrevuelan la carretera. Es otro de los escenarios de Juego de Tronos y el mayor reclamo del municipio de Ballymoney.

Hay que retomar la ruta por la costa para alcanzar la Calzada del Gigante: 40.000 columnas hexagonales de basalto que se adentran en el mar. El enclave se formó tras una explosión volcánica hace 60 millones de años, pero el mito asegura que debe su origen a una pelea entre el gigante irlandés Finn McCool, que construyó una senda de piedras hasta Escocia, y el escocés Benandonner, que la rompió al salir huyendo. El centro de visitantes se halla cerca del pueblo de Bushmills, famoso por su destilería de whiskey –el whisky es solo escocés– y por su proximidad a las ruinas del castillo de Dunluce, del siglo XIV.

El recorrido hacia el oeste concluye en Derry-Londonderry, tierra del poeta Seamus Heaney y del premio nobel John Hume. La segunda ciudad de Irlanda del Norte conserva un anillo de murallas de 1,5 kilómetros, erigido entre 1613 y 1618. El Puente de la Paz sobre el río Foyle encarna el éxito de la reconciliación entre católicos y protestantes y la voluntad de Derry de ser recordada por su actual efervescencia cultural y artística.

MÁS INFORMACIÓN

Documentación: dni o pasaporte.
Idiomas: inglés y gaélico.
Moneda: libra esterlina.
Horario: 1 hora menos.

Llegar y moverse: La vía más habitual de volar a Belfast es haciendo escala en Londres o en Dublín. Una vez en la capital de Irlanda del Norte, la tarjeta Belfast Pass permite usar sin límite el transporte público y ofrece descuentos en monumentos y museos. Para recorrer la región, la alternativa al coche de alquiler es la eficiente red de autobuses Translink.

Turismo de Belfast
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