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viernes, 13 de noviembre de 2015

Irlanda recupera la sonrisa -I.G.-

José León un seguidor del blog nos manda este artículo económico con la opinión particular de Íñigo Gurruchaga, que consideramos interesante por los datos que aporta, más allá de compartir o no la línea de Gurruchaga.

Irlanda recupera la sonrisa
El Gobierno que capitanea el llamado milagro de la Eurozona se enfrenta a los próximos comicios alentando la demanda con reducciones de impuestos

Irlanda es el milagro aparente de la Eurozona. Lleva dos años liberada de las visitas de la Troika. Su Producto Interior Bruto (PIB) ha crecido más que en ningún otro país del euro, por encima del 6%, y se prevé que suba por encima del 4% en 2016. La deuda pública, que llegó a ser del 120% del PIB, será el próximo año del 93%. Y el desempleo, que fue del 15%, se estima ahora en el 9,4%.

Para justificar la bonhomía del presupuesto que presentó el martes el ministro de Finanzas, Michael Noonan, basta mirar otros datos. Con una población de 4,6 millones y una economía equivalente a la de Grecia, que la duplica en habitantes, ha mejorado las exigencias fiscales de la Eurozona y cerrará en 2015 sus cuentas con un déficit del 2,1%, que se reducirá en el próximo ejercicio al 1,2%. Hace cinco años era del 12,5%.

El Gobierno de Dublín cumplirá esos objetivos tras ofrecer en su plan anual de ingresos y de gastos golosinas múltiples a empresas y particulares. Se avecinan las elecciones, que serán al principio de 2016, y la coalición de los democristianos de Fine Gael ('Familia de los Irlandeses') y el Partido Laborista quiere aparecer como ejecutor de una política dura pero necesaria, que da sus frutos.

La preocupación de los políticos de la coalición es que incluso la creación de 120.000 nuevos empleos en los dos últimos años o el aumento interanual de los salarios en un 2,3% no ha extendido un sentimiento de bienestar, según los sondeos. Por eso, ha vuelto a viejos recursos de la política. Esta misma semana ha ofrecido reducciones en varios impuestos, extensión de la provisión pública para guarderías e incluso equiparación fiscal a los autónomos.

El más impopular de los impuestos, la Tasa Social Universal (USC), da una medida de la dureza que tuvo el último ajuste de los irlandeses. Fue introducida en diciembre de 2010 por el ministro Brian Lenihan, que falleció al poco de sentar con el Gobierno de Fianna Fáil (los 'Soldados de Irlanda'), ya desacreditado de por sí a raíz del colapso económico, las bases del recorte y del rescate.

El PIB había caído hasta entonces un 11,4% en tres años y la demanda doméstica otro 20%, se había perdido el 22% de los empleos a tiempo completo y la deuda promedio de las familias estaba en torno al 200% de su renta disponible. La nueva tasa añadió un 7% al impuesto de la renta de los irlandeses con salarios entre 17.576 y 70.044 euros. El Gobierno lo redujo esta semana al 5,5% para esta categoría de contribuyentes.

Tras un 'boom' basado en el crecimiento exponencial de la deuda de las familias -hoy es el 170% de su renta disponible como media-, junto a la ilusión de un valor perpetuamente creciente de las viviendas, los expandidos bancos irlandeses colapsaron. El Ejecutivo tuvo que garantizar sus activos y les inyectó 64.000 millones. Incluso llegó a crear un 'banco malo', Nama, para gestionar los préstamos más tóxicos.

Hoy en día, el tamaño de la banca irlandesa medido por sus activos se ha reducido en un 56%, el Gobierno ha pagado los 18.000 millones prestados por el FMI, su deuda -en el promedio de la Eurozona- tiene una maduración media de más de 12 años. A su vez, el pronóstico del coste neto final del rescate es que se sitúe entre 30.000 y 35.000 millones de euros, incluyendo los resultados de la liquidación del 'banco malo'.

Un reciente cambio registrado en el motor del crecimiento añade al optimismo. La demanda doméstica crece en los tres últimos años, cuando en ejercicios anteriores el principal impulso fue la exportación. En ese contexto, el presupuesto ligeramente expansivo del ministro Noonan tenía la ambición de asegurar la recuperación de la economía irlandesa y estimular así la confianza en víspera de las elecciones.

Pero ¿cómo se ha logrado sin grandes protestas esta inflexión perseguida sin éxito tan nítido por otros países de la Eurozona tras un shock similar? Una emigración anual en torno a 80.000 personas -suma de jóvenes irlandeses e inmigrantes que se van- es parte del ajuste. Pero los promotores de la captación de inversiones y los entes de apoyo a nuevas empresas insistían esta semana -en una visita de periodistas europeos invitados por el Gobierno irlandés- en que el talento, el clima favorable a los negocios o el cosmopolitismo de Dublín, donde se concentra el crecimiento y donde ahora faltan viviendas, han sido factores decisivos.

Sin peligro

Políticos, sindicalistas y directivos empresariales creen, además, que no corre peligro en el actual clima internacional el mantenimiento del tipo del 12,5% en el Impuesto de Sociedades. Esto, junto a los demás factores, ha atraído a la capital irlandesa a las grandes empresas farmacéuticas o de internet del mundo. La puntualización de los sindicatos -o del ya partido antiausteridad, el Sinn Féin- es que se recaude realmente incluso ese mismo tipo, pero en un sector de inversores extranjeros que tiene el 80% de las exportaciones.

Ahondando en ese modelo, el presupuesto del Gobierno ha creado una Caja de Desarrollo del Conocimiento. Está, según Dublín, en consonancia con las nuevas directrices de la OCDE contra la erosión de la base imponible y la evasión fiscal. Quiere atraer a empresas con un tipo del 6,25% sobre sus beneficios, promoviendo la i+D de patentes homologadas desarrolladas en Irlanda.

Liberal y social, tradicional e innovadora, Irlanda y su coalición de Gobierno se encaminan así hacia las elecciones de la recuperación. La pregunta es si existe riesgo político tras los comicios. El ministro de Empleo, Empresas e Innovación, Richard Burton, del Fine Gael, descarta otra coalición que no sea la actual: «hemos encontrado un modelo que funciona». Y el laborista Brendan Howlin, responsable de Gasto Público y Reforma, incluso reta al Sinn Féin de la antiausteridad, estancado en los sondeos, y a sus alianzas europeas: «¿Quién habla ya de Syriza?».

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