"An té nach bhfuil láidir ní foláir dhó bheith glic"


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lunes, 18 de octubre de 2010

Experiencias de los lectores del blog en el norte de Irlanda

--------En esta crónica hay un salto hacia atrás en el tiempo, es del 2009.----------

Hoy pongo la experiencia de Paco en los Seis Condados ocupados, -al cual desde aquí agradezco haberme remitido su crónica- , la detallada crónica que voy a poner hoy me ha sido remitida en Catalán, y la he traducido lo mejor posible, para verla en su idioma original ir a: Sóc el que veus.

Quiero también animaros a tod@s a que envieis vuestras crónicas de viajes a los seis condados ocupados, que como siempre, publicaré sin censura alguna:

La crónica es del año 2009, en verano.

My first week in North of Ireland.

Cuando Gerry Adams, líder histórico del Sinn Féin, compareció ante los medios de comunicación tras firmar, in extremis, los acuerdos de Viernes Santo o Acuerdos de Belfast (14 de abril de 1998) entre el gobierno británico, el gobierno irlandés y diferentes partidos políticos norirlandeses, dijo que lo más fácil de todo el problema era firmar dichos acuerdos, lo más difícil, construir una paz que durase y que pusiera fin a todos los años de conflicto; respetando los puntos clave del acuerdo que se acababa de firmar.

Han pasado más de 11 años desde aquellas declaraciones y las cosas en el norte de Irlanda han cambiado. La violencia ha disminuido considerablemente entre las dos facciones (republicanos y unionistas), las tropas británicas, aunque la ocupación se mantiene, ya no patrullan las calles y Belfast, al menos para los extranjeros, es una ciudad abierta al mundo.

Pero, la realidad dista mucho de ser tan maravillosa como al menos parece a ojos de un visitante. Los acuerdos, al menos por la parte británica y unionista, se han incumplido repetidamente y cada vez que se ha querido dar pasos adelante, la violencia entre las dos facciones se ha repetido constantemente. Aunque la parte peor parada, como los últimos 800 años, sigue siendo la republicana / nacionalista irlandesa. La violencia ha dejado de ser política, para pasar a ser violencia futbolera o común. Eufemismos que esconden un trasfondo de años y años de dominación británica y resistencia republicana.
Sin ir más lejos, la semana pasada, poco antes de llegar yo aquí, un grupo de 30 individuos, identificados como unionistas aficionados del Glasgow Rangers, asesinaban de una paliza ante su mujer e hijos a Kevin McDaid, aficionado del Celtic y miembro reconocido de la comunidad católica de Coleraine (condado de Derry), mientras gritaban: Somos de la UDA (Asociación de defensa del Ulster) un grupo paramilitar lealista. Su hijo ha declarado que cerca de los hechos había una patrulla de la policía que no hizo nada para evitar el linchamiento, así están las cosas.

Caminar por el centro de Belfast es hacerlo por una ciudad europea, con comercios, cafeterías, restaurantes, centros comerciales y una oferta cultural envidiable. Pero cuando uno se aleja de este centro, donde se mezclan las dos comunidades, y se acerca a los barrios, ve rápidamente que esas heridas históricas continúan vigentes y permanecen en una extraña calma que parece que en cualquier momento pueden encender una nueva llama de violencia.

La ciudad está dividida en cuatro zonas: (*)East Belfast y South Belfast de mayoría unionista y West Belfast y North Belfast de mayoría republicana nacionalista, aunque en las cuatro zonas se localizan grupos de ambas comunidades, eso sí separadas por muros, cámaras y cientos de metros de alambre.

La primera tarde que fuí por Belfast hice una pequeña incursión en East Belfast y comprobé como las Union Jack, las lápidas conmemorativas, los mausoleos y los murales con encapuchados, fusiles y símbolos de los grupos paramilitares, que durante décadas han sido apoyados por el gobierno y los servicios secretos británicos, adornaban el barrio. La atmósfera: fría, distante y solitaria por sus calles.
El atardecer ayudaba a hacerla más melancólica y desconfiada.

El momento más impactante y emotivo, sin embargo, ha sido la visita guiada por West Belfast, barrio republicano. El tour te da una vuelta por los lugares más significativos del conflicto político en el barrio, siguiendo por Fall Road, la calle principal.
Los murales que adornan muchas de las paredes de las casas, a diferencia de la parte unionista, donde son más violentos, no tienen ese aspecto tan fantasmagórico y esa violencia implícita. Aunque también, como en East Belfast, los mausoleos y las lápidas descansan en muchos rincones del barrio.

Muchas son las historias que tienen para contar estas calles y estos muros, mucha violencia y mucha muerte. Pero hay dos que, al menos a mí, me han dejado una sensación de tristeza y me han hecho pensar estos días.

La primera, la de Ciaran Nugent. En la década de los sesenta y setenta del siglo pasado, los británicos tratában a los militantes del IRA (Irish Republic Army) como prisioneros de guerra y eran recluidos en un campo de concentración situado en las afueras de Belfast. El gobierno británico decidió crear los bloques "H" en la cárcel de Long Kesh, módulos de máxima seguridad donde los militantes del IRA serían recluidos a partir de ese momento. En este módulos, los militantes dejában de ser prisioneros de guerra para pasar a ser prisioneros comunes, por tanto debían llevar el uniforme que les dában. Los volunteers del IRA vieron que la condición de prisioneros comunes les iba a traer consecuencias negativas hacia la consideración del pueblo, que hasta ese momento los apoyaba a muerte en la lucha, pensaban que iban a perder legitimadad.
Ni eran, ni se consideraban delincuentes, eran "freedom fighters" y no íban a darle ese placer a las autoridades británicas. Nugent fue el primer militante encarcelado que se negó a llevar el uniforme reglamentario de prisionero y sólo se tapaba con dos mantas. Comenzaba así la rebelión de los hombres-manta (Blanket protest), desde entonces también se negaron a ir al baño, haciendo sus necesidades en la misma celda y esparciéndolas las por la pared. Esta medida tan desagradable la tomaron porque era durante las salidas al patio y los baños cuando los carceleros aprovechaban para darles palizas y maltratarlos. Del mismo modo tan "sucio" querían denunciar su situación y que el mundo conociera lo que pasaba dentro de aquellos módulos. Desgraciadamente, Ciaran Nugent fue encontrado muerto en el año 2000 en un río, víctima del alcohol, triste vía de escape que eligió para digerir los recuerdos y todo lo que vivió en aquella época.

La otra historia, como no, es la de Bobby Sands. El comandante Bobby Sands, como muchos de vosotros sabéis es, probablemente, el militante más conocido del IRA en todo el mundo. Sands inició en 1981 una huelga de hambre junto a otros compañeros para pedir ciertos derechos a las autoridades ocupantes. Viendo que la primera huelga de hambre, iniciada por Brendan Huges y otros seis compañeros y la protesta de los hombres manta siquiera había llevado a falsas promesas por parte del gobierno de Margaret Thatcher y casi lleva a la muerte a Sean McKenna, el 1 de marzo de 1981, Sands inicia una huelga de hambre indefinida que le llevaría a la muerte -sabida- sesenta y seis días después de su inicio con veinte y siete años. Las demandas eran: status de prisionero de guerra, no llevar el uniforme de prisionero común, derecho a organizar el tiempo y los horarios, derecho a reunirse, una visita y una carta semanal y la restitución de todos los derechos perdidos durante la protesta. La estrategia, después de la jugada oscura de la "Dama de Hierro", era que empezara la huelga un preso cada quince días. El resultado final fue: 75 militantes se presentaron voluntarios, diez huelguistas muertos, entre ellos Bobby Sands, y otros en coma a las puertas de la muerte, sólo el escándalo internacional y las presiones de la jerarquía católica a las familias para alimentar a los presos , pusieron fin a la huelga-en contra la voluntad de los presos-. Durante el tiempo que estuvo en huelga de hambre y gracias a una jugada estratégica del movimiento republicano, Sands fue presentado como candidato al parlamento. Ganó esas elecciones y se convirtió en miembro del parlamento hasta su muerte el cinco de mayo de 1981. Pero Bobby pasó a historia no sólo por ser un miembro del IRA que llevó una huelga de hambre hasta las últimas consecuencias, sino que fue un personaje muy popular y admirado en la comunidad republicana. Pese a su juventud, era la segunda vez que pasaba por la cárcel, escribió poemas (los escribía en papel de fumar que se escondía en el ano para poder sacarlo de los módulos "H"), aprendió y enseñó gaélico y se convirtió en todo un símbolo de las reivindicaciones de los prisioneros del IRA y de la causa republicana. Hay una frase suya que adorna un mural conmemorativo que se puede ver desde Falls Road que dice: Nuestra venganza será la sonrisa de nuestros hijos.














Son sólo dos historias de las miles que puede contar este pedacito de la tierra de Irlanda. Una tierra que tiene entre sus símbolos la bandera tricolor. El verde de la tradición gaélica / celta, el naranja (orange) de la tradición protestante y el blanco que significa la paz entre las dos partes. Una bandera que ondea en muchas partes del norte de Irlanda y en muchos barrios y calles de esta extraña ciudad llamada en gaélico Béal Feirste, aunque, hoy, es una tierra ocupada por el invasor británico.

Fotos:

1. Cerca del puerto, cruzando desde el centro de la ciudad a East Belfast.
2. City Hall, centro de Belfast.
3. Mural Unionista en un colegio de East Belfast.
4. Mural que recuerda a Kiran Nuget, primer militante que se negó a vestir la ropa de prisionero común. Falls Road, West Belfast.
5. Parte del muro que rodea West Belfast. En algunas partes alcanza los 12 metros de altura y tiene 4 kilómetros de largo.
6. Mural recordando a Bobby Sands pintado en la pared lateral de la sede del Sinn Féin.
7. Lápida que recuerda los huelguistas y los días que aguantaron hasta su muerte. Mausoleo a los volunteers caídos en la lucha, cementerio católico de West Belfast.

(*) Las divisiones de la ciudad pueden estar sujetas a otras interpretciones, pero en el texto se reproduce integramente la opinión de su autor.

1 comentario:

Alias dijo...

Una interesantísima crónica, con unas pinceladas históricas que no tienen desperdicio,una vez más, gracias desde -El norte de Irlanda-